lunes, 8 de noviembre de 2010

Exposiciones

11 de noviembre

de José Carlos Buenaventura

25 de noviembre

Análisis del libro. Valencia, Guadalupe. Tiempos mexicanos. Madrid, Sequitur, 2010,222 págs
1ra parte.
Exposición Dra. Guadalupe Valencia
Exposición Lic. David Gómez Arredondo
Exposición Lic. Ramiro Gogna
Exposición. José Carlos Buenaventura. Exposición de tesis.


9 de diciembre
Análisis del libro. Valencia, Guadalupe. Tiempos mexicanos. Madrid, Sequitur, 2010,222 págs
2a parte.

Exposición Sandra Escutia
Exposición Mtro. Jaime Castillo. Avances de tesis.

Espacio, dialéctica, cuerpo.

Dentro de las reflexiones tradicionales del pensamiento occidental, el espacio ha ocupado el lugar de la mundanidad y la contingencia, cuestión que le ha valido posiciones secundarias en los estudios y análisis de la realidad social. La espacialidad no ha sido más que un punto superfluo en los relatos dualistas que buscan configurar la totalidad en términos jerarquizados de lo abstracto/concreto. Sometido el espacio a las determinaciones del tiempo en su significación y sentido, se ha considerado que los hechos acontecen en el primero mientras los recibe pasivamente como producto de la actividad del segundo. Asentado como la exterioridad y, por ello, fuera de la historia, el espacio es determinado por el tiempo a la manera epocal, nulificando las diferencias y diversidad que el topos puede brindar. En los últimos treinta años, esto se ha radicalizado aún más con las pretensiones globalizadoras. Desterritorialización, fin de la historia, comunidad global, relaciones cibernéticas o, cualquier otro mote que se le quiera dar, constantemente se ha buscado borrar todo rastro de espacio. En ese mismo tenor, la corporalidad (espacio subjetivo) ha dejado de ser el receptáculo de la conciencia, la cárcel del alma y el lugar de las pasiones para ser una mera imagen cuya trascendencia se determina y transmite por fibra óptica u onda satelital.
No obstante, si entendemos el espacio como el lugar que habitamos, estaremos en condiciones de entender que la humanidad es y se hace espacialmente junto al tiempo, nunca por separado. En otras palabras, el ser humano se vuelve su espacio (vasto, inmenso, ilimitado) dejando de ser éste una mera efectividad limitante del sujeto para convertirse en su lugar de expansión. El habitar crea un estado sentimental (no sólo racional) e inteligente cuyo ejercicio (apropiación del mundo, de forma responsable) nos transforma en nuestra existencia y vivencia, permitiendo y reproduciendo una multiplicidad de significados para la comprensión de nuestra realidad. Si detenemos la mirada en que el espacio-tiempo no se habita, sino que se vive –con todas sus letras-, se posibilitaría una comprensión distinta de los diferentes quehaceres humanos. En otras palabras, los hechos no acontecen, se viven también. Desde luego, no se trata de un mero vitalismo reduccionista, sino de reconocer que las experiencias se sitúan y determinan, fundamentalmente, por el espacio en el que se desenvuelven.
Así, habrá que retomar los esfuerzos teóricos por conceptualizar el espacio en su relación dialéctica con el tiempo, de forma integral (esfuerzos presentes desde la “metafísica” de Arturo Ardao hasta la “relatividad especial” de Einstein) y teniendo siempre en consideración los cuerpos concretos (físicos, mentales, espirituales, etc.) que conforman dicha relación. Desde luego, esta labor requiere problematizar el sentido y significación del término dialéctica, sus límites y posibilidades, específicamente, dentro de la tradición del pensamiento de nuestra América.
Bajo los esquemas de una metodología dialéctica para el análisis crítico de la realidad, se intenta romper con la unidireccionalidad y univocidad violentas y excluyentes del sentido de lo humano para su comprensión en la totalidad de su diversidad. Históricamente, dicha violencia y exclusión la han sufrido, en primer término, estos cuerpos que somos. Desde las acusaciones de “lampiños”, “morenos” y “feos” en el siglo XVI durante la dominación española, hasta el machismo, racismo, homofobia, xenofobia, etc., el cuerpo ha sido despreciado en los marcos de las distintas disciplinas, sean sociales o “naturales” y duras. La recuperación del cuerpo en torno a las preocupaciones que se plantea en y para la región, sin duda, se desenvuelve en múltiples tópicos: epistémicos, políticos, ontológicos, hermenéuticos, teológicos, antropológicos, culturales, éticos y otros. De forma tal que, las posibilidades, pero también las exigencias de trabajo, pueden llevarnos por “terrenos” poco explorados pero, vale la pena la pena pisarlos desde este enfoque: discurso mítico, derechos humanos, ciudadanía, violencia, territorialidad, sexualidad, educación, colectividad, etc.
Para la situación de crisis en la que nos encontramos insertos/as (en lo económico, político, social, cultural, educativo, histórico y, como nunca antes se había visto, en lo ecológico), la recuperación del espacio y el cuerpo como categorías para la reflexión bajo una metodología dialéctica de acceso a lo real, es ya una labor ineludible. Desde las problemáticas y necesidades planteadas por los trabajos con perfiles inter-multi-trans disciplinarios, el espacio debe in-corporarse al estudio de la economía, el derecho, la política, la filosofía, la historia, la antropología, la geopolítica, etc. En buena medida, esto puede parecer elemental, sin embargo, es necesario disipar toda obviedad y explicitar cada uno de sus componentes en sus dimensiones simbólico-semióticas, buscando romper con los dualismos y dicotomizaciones tanto del espacio/temporalidad, cuerpo/no-cuerpo, como de los diversos componentes de la realidad socio-histórica.
Se trata, pues, de indagar y dar cuenta de la diversidad y especificidades propias de la región; de su desenvolvimiento tanto en el pensamiento como en la vida cotidiana, atendiendo a sus símbolos, signos, lenguajes, deseos, proyecciones y necesidades. Para todo ello, se requiere el no desatender las articulaciones y rupturas del proceso histórico recorrido hasta ahora, buscando superar los análisis tradicionales y sus metodologías segadas de nuestra realidad.